"En Japón se dice que las palabras del alma residen en un espíritu llamado "Kotodama" o espíritu de las palabras, y que algunas pueden cambiar el mundo. Todos sabemos que tienen una enorme influencia en nuestra manera de pensar y sentir y, por lo general, las cosas funcionan mejor cuando empleamos palabras positivas." Masaru Emoto
viernes, 30 de abril de 2010
Filtro de la verdad
Siguiendo la línea de pensamiento y la filosofía de vida que, entre otras motivaciones, ha inspirado este blog, he recordado en estos días algo fundamental para la vida, que aprendí en un taller que tomé hace unos años con la Dra. Maritza Peña, consejera profesional.
En su charla, Maritza nos hablaba de lo importante que es para nuestras relaciones humanas establecer en nuestra comunicación un filtro de la verdad. Este filtro consiste en hacernos las siguientes preguntas cuando vamos a comentar algo de otra u otras personas:
• Lo que voy a decir, ¿es útil? • ¿En qué ayuda esto que deseo comunicar? •Eso que deseo hacer saber, ¿es bueno?
Me parecen preguntas esenciales que nos pueden ayudar a discernir si lo que vamos a comunicar ayudará a crear un mejor ambiente familiar, laboral o social. Este ejercicio, que parece tan sencillo, requiere de práctica y disciplina. A diario, confrontamos situaciones difíciles en nuestras familias y en nuestros lugares de trabajo, que nos pueden llevar a realizar comentarios que, en lugar de sembrar semillas de diálogo y de paz, nos inducen a sembrar vientos que terminan en tempestades.
Este filtro de la verdad se parece mucho a una frase que leí en uno de mis retiros de oración centrante: "Si lo que tienes que decir no es más hermoso que el silencio, no lo digas". Poner en práctica el filtro de la verdad en nuestro día a día nos ayudará a ser agentes de paz allí donde nos encontremos. Gandhi decía: "Tú puedes ser el cambio que quieres ver en el mundo". Empieza por ti mismo/a que, después, seremos dos.
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