martes, 21 de abril de 2015

Unamuno y las crayolas




 Una comunicación es eficaz cuando el emisor y el receptor conocen y tienen en común el código (lengua) que utilizan para llevar el mensaje. Cada comunidad de habla cuenta con un sinnúmero de palabras que les son comunes y familiares a los hablantes que pertenecen a dicha comunidad lingüística.


Si con tanto Discovery Kids y tanto programa enlatado aún o ha cambiado la cosa, en Puerto Rico, para referirnos a esos lápices de cera con colores que se usan para colorear, utilizamos el vocablo crayolas. Aunque sea una marca, los hablantes de Puerto Rico, que son quienes al fin y al cabo dictan por mayoría, uso y costumbre lo que es o no es apropiado en nuestra comunidad lingüística, han determinado, con el correr del tiempo y por consenso espontáneo, que esa es la palabra apropiada para referirse a tan creativos objetos.

La Real Academia de la Lengua Española ha recogido el término como correcto hace ya bastantes años. En la entrada de crayola, se indica como el término utilizado en países como Cuba, Honduras, México y Uruguay. Me llama la atención que en la entrada no se mencione a Puerto Rico.

Con todo respeto y desde mi humilde opinión como lingüista: pretender corregir este uso entre nuestra población, más aún entre nuestros niños y niñas, es un error, y es desconectar a nuestros estudiantes de su comunidad de habla y de su realidad lingüística.

Si cuando le digo a mi sobrino Axel que eche en su bulto las crayolas, y él busca esa cajita de cartón en cuyo interior se encuentran esos lápices de cera de colores, es porque la comunicación ha sido exitosa. Axel y yo pertenecemos a la misma comunidad lingüística, nuestro código es común, familiar. No tengo porque forzarlo a usar otro (crayón, crayones) que sea más "correcto".

Por cierto, no todo lo que decimos está en el diccionario ni todo lo que está en el diccionario lo decimos. La palabra tablillero, tan común en Puerto Rico, no la recoge el diccionario de la Academia. Y entonces, ¿qué hacemos? ¿No la decimos? 

María Vaquero, en una de sus magistrales clases de Lingüística Hispánica, nos relató una vez que Unamuno disfrutaba inventándose palabras. Cuando le decían: “Esa palabra no está en el diccionario". Unamuno respondía: “Ya estará, ya estará”. Y digo yo hoy “tablillero”, y me dirán que no está en el diccionario, y yo, como Unamuno, les responderé: “Igual que crayola, ya estará, ya estará”.





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