viernes, 30 de abril de 2010

Filtro de la verdad


Siguiendo la línea de pensamiento y la filosofía de vida que, entre otras motivaciones, ha inspirado este blog, he recordado en estos días algo fundamental para la vida, que aprendí en un taller que tomé hace unos años con la Dra. Maritza Peña, consejera profesional.

En su charla, Maritza nos hablaba de lo importante que es para nuestras relaciones humanas establecer en nuestra comunicación un filtro de la verdad. Este filtro consiste en hacernos las siguientes preguntas cuando vamos a comentar algo de otra u otras personas:

Lo que voy a decir, ¿es útil? • ¿En qué ayuda esto que deseo comunicar? •Eso que deseo hacer saber, ¿es bueno?

Me parecen preguntas esenciales que nos pueden ayudar a discernir si lo que vamos a comunicar ayudará a crear un mejor ambiente familiar, laboral o social. Este ejercicio, que parece tan sencillo, requiere de práctica y disciplina. A diario, confrontamos situaciones difíciles en nuestras familias y en nuestros lugares de trabajo, que nos pueden llevar a realizar comentarios que, en lugar de sembrar semillas de diálogo y de paz, nos inducen a sembrar vientos que terminan en tempestades.

Este filtro de la verdad se parece mucho a una frase que leí en uno de mis retiros de oración centrante: "Si lo que tienes que decir no es más hermoso que el silencio, no lo digas". Poner en práctica el filtro de la verdad en nuestro día a día nos ayudará a ser agentes de paz allí donde nos encontremos. Gandhi decía: "Tú puedes ser el cambio que quieres ver en el mundo". Empieza por ti mismo/a que, después, seremos dos.

viernes, 23 de abril de 2010

Nuyorican


Hoy no voy a explicar nada ni de ortografía ni de sintaxis ni de semántica. Me he sentido muy culpable por haber llamado a un gran amigo a quien quiero y admiro profundamente, "nuyorican". Fue una broma, pero estoy arrepentida. Desde ese momento, no he dejado de pensar en esas sentidas y tristes décimas que escribió don Juan Antonio Corretjer ante la tragedia de todas y todos esos puertorriqueños que, por alguna razón, han tenido que partir de nuestra patria. Para mi gran amigo, a modo de diculpas, y en honor a don Juan, ahí van estos versos:

Desde las ondas del mar
que son besos a su orilla,
una mujer de Aguadilla
vino a New York a cantar,
pero no, sólo a llorar
un largo llanto y morir.
De ese llanto yo nací
como en la lluvia una fiera.
Y vivo en la larga espera
de cobrar lo que perdí.

Por un cielo que se hacía
más feo mas más volaba
a Nueva York se acercaba
un peón de Las Marías.
Con la esperanza, decía,
de un largo día volver.
Pero antes me hizo nacer,
y de tanto trabajar
se quedó sin regresar:
reventó en un taller.

De una lágrima soy hijo
y soy hijo del sudor,
y fue mi abuelo el amor
único en mi regocijo
del recuerdo siempre fijo
en aquel cristal de llanto
como quimera en el canto
de un Puerto Rico de ensueño,
y yo soy puertorriqueño,
sin ná, pero sin quebranto.

Y el echón que me desmienta
que se ande muy derecho
no sea en lo más estrecho
de un zaguán pague la afrenta.
Pues según alguien me cuenta:
dicen que la luna es una
sea del mar o sea montuna.
Y así le grito al villano:
yo sería boricano
aunque naciera en la luna.

Juan Antonio Corretjer

jueves, 15 de abril de 2010

Días, meses y estaciones


Contrario a lenguas como el inglés y el francés, en español, los días de la semana y los meses se escriben en minúscula. La misma regla aplica para las estaciones del año. Esto es algo que mucha gente no sabe, y es la razón por la que, a menudo, los encontramos escritos con mayúsculas en muchos escritos formales e informales. Así pues, en español se escribe: lunes y no, Lunes; septiembre y no, Septiembre; primavera y no, Primavera.
Otra práctica muy común, al menos en Puerto Rico, es —tal vez por influencia del inglés— escribir la fecha colocando primero el mes y, luego, el día. O bien, es frecuente escuchar a personas que, al preguntarles la fecha límite para entregar la planilla al Departamento de Hacienda, podrían responder: Abril 15 de 2010.
Pues bien, en español la fecha debe escribirse de la siguiente manera: 15 de abril de 2010, y así mismo comunicarlo en el lenguaje hablado. Esto que, para muchos y muchas, podría parecer un capricho académico, no lo es. Tiene su lógica. Cuando decimos abril 15, estamos expresando la posibilidad de que existan, al menos, otros catorce meses llamados abril, e indicar que los distinguimos al colocarles, como modificadores pospuestos, los números cardinales. Cuando, por el contrario, decimos 15 de abril, estamos comunicando que el 15 es el número del día que pertenece al mes de abril, que es el único mes con ese nombre que existe en nuestra lengua.
Pero… ¿y qué hablante del español puede pensar que hay muchos meses de abril?, se preguntarán muchos de ustedes. Y tienen mucha razón. Lo importante de una lengua es que comunique —ese es su fin primordial—y cuando se dice Abril 15, cualquier hablante recibirá el mismo mensaje que cuando decimos 15 de abril. Pero, también es cierto que seguirá careciendo de lógica lingüística enunciarlo de acuerdo con la construcción sintáctica anglicada.
Como bien he aprendido en mis clases de Lingüística y como estoy confirmando en mi reciente taller sobre la Nueva Gramática, la lengua la construyen y la mantienen viva los hablantes. Si de tanto expresarlo de la manera como se haría mediante la sintaxis inglesa, y comenzaran a utilizarlo los hablantes educados y bien formados del español, este uso podría llegar a formar parte de la norma e integrarse a nuestra gramática de dicha forma. Un tanto clasista, ¿no?

lunes, 12 de abril de 2010

¿Numerar o enumerar?


Hay verbos que, por su contenido semántico y por escribirse de manera similar, pueden causar confusión entre los hablantes. Un ejemplo de estos son los verbos numerar y enumerar.

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) numerar es: 1. Contar por el orden de los números. / 2. tr. Expresar numéricamente la cantidad. 3. tr. Marcar con números. Por otra parte, enumerar, según DRAE, significa: enunciar sucesiva y ordenadamente las partes de un conjunto.

Así pues, suelen usarse indistintamente para escribir oraciones como: Juan, por favor, enumera las cajas, cuando debería escribirse: Juan, por favor, numera las cajas.(Cuando se quiere exhortar a que se escriban números sobre las cajas). O bien: El presidente numeró las causas del conflicto bélico, cuando debería escribirse: El presidente enumeró las causas del conflicto bélico. (Si se quiere indicar que el presidente está ofreciendo una lista de las causas que han originado un conflicto bélico).

Así es que, distinguida lectora [o lector], si va a escribir números a las cajas de su mudanza, usted va a numerar las cajas, pero si lo que va a hacer es ofrecer a algún amigo o familiar las razones por las cuales se muda, usted va a enumerar las causas por las cuales cambia de residencia.

viernes, 9 de abril de 2010

Haz y has

El verbo haz es la conjugación de la segunda persona singular del modo imperativo del verbo hacer. Al hacer su uso, intentamos realizar alguna de estas acciones: mandar, exhortar, rogar o disuadir. Así, podríamos decirle a alguien: Haz lo que te dije y verás como todo te sale a pedir de boca.

Ahora bien, cuando usamos el verbo haber como auxiliar de la segunda persona singular del tiempo pretérito perfecto del modo indicativo, podríamos decir, entonces, lo siguiente: Has hecho lo que te dije y todo ha salido a pedir de boca.

Así es como se muestra el uso ortográfico correcto de haz y has, que responden a usos verbales muy distintos. Espero haber iluminado un poco a mi amiga la croniana y, con ella, a mis fieles lectores y lectoras.

lunes, 8 de marzo de 2010

Conmemorando el Día Internacional de la Mujer Trabajadora


Solo de la mujer

Solo de la más increíble mujer
sale el más increíble hombre.
Solo de la más amigable de las mujeres
sale el más amigable hombre.
Solo del cuerpo perfecto de una mujer
sale un hombre formado perfectamente.
Solo de los inimitables poemas de la mujer
pueden salir los poemas del hombre.
Solo de la fuerte y arrogante mujer a quien amo
puede salir el hombre amado.
Solo porque me abraza fuertemente una mujer
surge el abrazo fuerte de un hombre.

Solo de la mujer sale el hombre.
Solo de la mujer sale el hombre.

Solo de la justicia y simpatía en la mujer
puede haber simpatía y justicia.
Sobre la tierra y por toda la eternidad
el hombre cantará su grandeza.
Cantará su grandeza el hombre,
pero cada canción tendrá nombre de mujer.

Walt Whitman
(Adapatación al español de Roy Brown)



domingo, 28 de febrero de 2010

Arroba como en arroz

Escucho, a menudo, a muchas personas que, tal vez, por influencia del inglés, prouncian la rr (vibrante múltiple) de la palabra arroba como pronuncian la (vibrante simple) en la palabra aroma.
La próxima vez que alguien te pida la dirección de algún correo electrónico, pronuncia bien, si no lo has hecho hasta ahora: di arroba, pronunciando la rr como en arroz, y no aroba. La palabra aroba no está registrada en el Diccionario de la Real Academia Española, al menos, por ahora (y no ahorra)
No ahorres esfuerzos cuando se trate de hablar con precisión y armonía nuestra hermosa lengua española. No es lo mismo, pero que perro, como no es lo mismo para que parra o perra que parra. No te vaya a pasar como aquel neófito lector de salmos que al proclamar el salmo 127 (128) leía: "Tu mujer como perra fecunda", en lugar de "Tu mujer como parra fecunda".
Sobre la definición de esta antigua palabra de origen árabe y los misteriosos caminos que tomó hasta llegar a colarse en el mundo cibernético escribiré en otra oportunidad.